México, 9 de febrero.- Las noticias de muerte suelen ser tan imprevistas como rotundas. Uno levanta el teléfono y ya, algo, todo, terminó. Un ser humano que sentías a la mano, cerca, parte de tu entorno, se disuelve en las sombras del recuerdo. Permanece, está pero de otra forma. Mi general Ubaldo Ayala Tinoco murió éste…
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